quarta-feira, 12 de novembro de 2008


Nayeli

Nayeli, como todos los días, corrió hacia su columpio. “Voy a volar” repetía constantemente. Cierta tarde, se encontraba “volando” en aquel hermoso patio, cuando de pronto, se le ocurrió voltear al cielo y miró lo inesperado…
Estaba Dios deteniéndola comiendo aves y serpientes, observando como su cuerpecito, se mecía de atrás hacia delante, con sus pequeñas piernitas estiradas y sus brazos abiertos en forma de alas. De pronto, se escuchó un trueno y el cielo, se cerró.

Nenhum comentário: